...Hijos míos, la ley de Dios nunca cambia. Permanece inmutable para siempre. No cambia como lo hacen sus modas. Deseo que vivan los Diez Mandamientos de su Dios... Después continuó exhortándonos a que rezáramos por nuestra salvación "del engaño del diabólico".
En noviembre 2 de 1992 Nuestra Señora regresó al tema del engaño y de la "disminución" de los Mandamientos de la Ley de Dios, cuando nos dijo:
"Hay muchos entre ustedes que hablan no del Espíritu de Dios, sino del espíritu del embaucador. Hijos míos, las leyes de Dios son despreciadas. Aquellos que niegan las leyes de Cristo, niegan a Cristo... En muchas partes del mundo sus hijos siguen al embaucador y se perderán para siempre".